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sábado, 15 de marzo de 2014

LAS FORMAS DEL CONOCIMIENTO




El Problema de la intuición y su historia

¿Además de un conocimiento racional hay un conocimiento de otra especie, un conocimiento intuitivo, en oposición al  discursivo racional? Es la cuestión de  LAS FORMAS DEL CONOCIMIENTO HUMANO.

¨Conocer  significa aprehender espiritualmente un objeto. Esta aprehensión no es por lo regular un acto simple, sino que consta de una pluralidad de actos. La conciencia cognoscente necesita  dar vueltas, por decirlo así, en torno a su objeto, para aprehenderlo realmente. Pone su objeto en relación con otros, lo compara con otros, saca conclusiones, etc.
La conciencia cognoscente se sirve de las más diversas operaciones intelectuales. Se trata siempre de un conocimiento mediato, discursivo. Esta  última expresión es  singularmente exacta, porque la conciencia cognoscente se mueve, en efecto, de aquí para allá.

Ahora bien: cabe preguntar si hay un conocimiento inmediato además del mediato, un conocimiento intuitivo además del  discursivo.
El conocimiento intuitivo consiste, como dice su nombre, en conocer viendo. Su peculiar índole consiste  en que en él se aprehende inmediatamente el objeto, como ocurre sobre todo en la visión. Aprehendemos inmediatamente, en efecto, todo lo dado en la experiencia externa o interna. Inmediatamente percibimos el rojo o el verde que vemos, el dolor o la alegría que experimentamos. Pero, cuando se habla de la intuición no se piensa en esta intuición sensible, sino en una intuición no sensible, espiritual.
Cuando, por ejemplo, comparamos el rojo y el verde y pronunciamos el juicio: ¨el rojo y el verde son distintos¨, este juicio descansa en una intuición espiritual inmediata.
Aprehendemos de un modo inmediato, intuitivo, tanto lo inmediatamente dado de que parte nuestro conocimiento, como los últimos principios, que constituyen la base del mismo (El principio de contradicción, de causalidad, etc.). Es lo que se llama intuición formal.

La intuición material, en la cual no se trata de una mera aprehensión de relaciones, sino del conocimiento de una realidad ¨material ¨, de un objeto o un hecho suprasensible. Esta intuición material es la que llamamos intuición, en sentido propio y riguroso.
Esta intuición material puede ser de diversa índole. El ser espiritual del hombre  presenta tres fuerzas fundamentales: el pensamiento, el sentimiento y la voluntad. Son tres diversas tendencias o direcciones de la vida  psíquica humana. Conforme a esto debemos distinguir una intuición racional, otra emocional  y otra volitiva. El  órgano cognoscente es,  en la primera, la razón; en la segunda,  el sentimiento; en la tercera,  la voluntad.  En los tres casos hay una aprehensión inmediata  de un objeto y esto es justamente lo que pretende expresarse  con la palabra  ¨intuición.¨
Todo  objeto presenta  tres aspectos o elementos: esencia, existencia y valor. Por consiguiente, podemos hablar  de una intuición de la esencia,  una intuición de la existencia y una intuición del valor.
La primera coincide con la racional; la segunda, con  la volitiva; la tercera, con la emocional.

En Platón, las Ideas son percibidas  inmediatamente, intuidas espiritualmente por la razón. Se trata de una intuición material, pues lo que percibimos son determinados contenidos  espirituales, realidades  materiales. Esta intuición debe caracterizarse, además, como una intuición estrictamente racional. Pues es una función del intelecto, representa una actividad  rigurosamente teórica, intelectual.
La contemplación de Dios en Plotino, no es algo puramente racional, sino que está fuertemente empapada de elementos emocionales. Es una contemplación mística, en que no sólo tiene  parte el intelecto, sino también las fuerzas activas del hombre.
El pensamiento de una visión mística de Dios pasó de las obras de San Agustín a  la mística de la Edad Media. Ésta se presenta como  la adversaria de la escolástica intelectualista. Mientras ésta sólo admite un conocimiento discursivo racional, la mística defiende   el derecho  de la intuición, en especial de la intuición religiosa.  ¨El método frío, abstracto e  impersonal de la silogística, con sus rígidas formas, reglas y argumentos, no es para la mística  el ideal o el medio único para alcanzar la verdad. La mística ve  una fuente  de  verdad tan segura, si no superior, en las vivencias  y experiencias subjetivas, en la intuición subjetiva, en videre  (ver), sentire  (sentir) y experiri  (experiencia) espiritual, y en los sentimientos y deseos –en ocasiones  extraordinariamente intensos- que acompañan a las vivencias e intuiciones íntimas.¨
Unos (San Agustín, San Buenaventura) proclaman una visión  inmediata, mística de Dios. Otros (Santo Tomás), sólo admiten un conocimiento mediato, discursivo, racional, del mismo. Según aquellos, Dios puede ser experimentado y vivido  inmediatamente, puede ser visto espiritualmente; según  éstos, necesita ser demostrado.
El reconocimiento de la intuición como una fuente autónoma de conocimiento se encuentra también en Pascal  (también en Descartes, ¨pienso,  luego existo¨), que con su afirmación: le coeur a ses raisons, que la raison ne connai pas (el corazón tiene razones  que la razón no conoce), pone al lado del conocimiento por el intelecto un conocimiento por el corazón; al lado del conocimiento racional, un conocimiento emocional.

Para Kant (y otros filósofos) sólo hay un conocimiento discursivo racional.
Según Hume, ¨la fe, es mucho más propiamente un acto de la parte afectiva de nuestra naturaleza que de su parte pensante.¨
Un conocimiento intuitivo en el terreno religioso es enseñado en el siglo XIX por Fries y Schleiermacher. El primero,  distingue tres fuentes de conocimiento: el saber, la fe y el presentimiento. ¨Sabemos de los fenómenos, creemos en la verdadera esencia de las cosas, presentimos ésta en aquella. Fries define el presentimiento como ¨un conocimiento por puro sentimiento ¨. El presentimiento es, según esto, el órgano del conocimiento religioso.
Para cohen (escuela de Marburgo),  la intuición es una ilusión y, por ende,  la viva contradicción del pensamiento científico. Por eso no puede tomarse  nunca en consideración  como un medio metódico de conocimiento. Hay que mantener la exigencia de un método para el conocimiento.

El admitir o rechazar un conocimiento intuitivo junto al discursivo racional, depende ante todo de cómo se piense sobre la esencia del hombre. Quien ve en el hombre exclusiva  o preponderantemente un ser  teórico, cuya principal función es el pensamiento, sólo admitirá un conocimiento racional. Quien, por el contrario, ponga el centro de gravedad del ser humano en el lado emocional y volitivo, propenderá,  de antemano, a reconocer  en el hombre, junto a la forma discursivo-racional del conocimiento, otras clases de aprehensión  de objetos

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