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lunes, 11 de agosto de 2014

NIETZSCHE, Friedrich



 (1844-1900)

 Este filósofo alemán  nació el 15 de Octubre de 1844, en Rocken, en el seno de una familia protestante. En 1849, murió su padre  y la familia se trasladó a Naumburgo, donde hizo sus primeros estudios.

Realizó estudios de filología clásica en Leipzig. Recibió la influencia de Schopenhauer y Richard Wagner.
En 1869, fue nombrado profesor extraordinario de  en la Universidad de Basilea y en 1870 fue nombrado catedrático de la misma universidad.
El conjunto de la filosofía de Nietzsche es una crítica a los fundamentos  de la cultura occidental basada en una metafísica, una religión y una moral que han suplantado  e invertido los valores vitales.  Su pensamiento se desarrolla en varias etapas: la primera de ellas caracterizada  por la interpretación crítica de la cultura en su obra El nacimiento de la tragedia.
En una segunda etapa aparece marcado por intereses científicos  y se interesa por las ciencias  positivas como la física y la biología.
Nietzsche cuestiona los valores de la metafísica, la religión y la moral basadas en la inversión de los valores: el nihilismo como negación de los valores, entre ellos el de verdad  (el  nihilismo es la declaración de que el antiguo fundamento metafísico de los valores, el ser identificado  con Dios, no es más  que una fabulación alrededor de la nada).
En Así habló Zaratustra formula sus tesis acerca de la crítica  a la cultura de Occidente, la transmutación de los valores, la voluntad de poder, el eterno retorno y el superhombre.
La muerte de Dios  representa el fin de  la concepción idealista y de la metafísica occidental; es la condición de la aparición del superhombre, éste asume la muerte de Dios pero no lo sustituye por otros valores.
Obras: El nacimiento de la tragedia; Consideraciones intempestivas; Así habló Zaratustra; Más allá del bien y del mal; la Genealogía de la moral; Crepúsculo de los ídolos, El Anticristo; Ecce homo; El gay saber; El libro del filósofo. 
(Tomado de Diccionario de Filosofía. Víctor Florian.  Editorial Panamericana. P. 326-327).

¨El espíritu del hombre sufre tres transformaciones. Primero se convierte en camello, luego en león y por último en niño. Así, desde la pesadez de quien acepta sobre sus hombros el amargo resentimiento de la moralidad y la condición del esclavo que soporta resignadamente su condición, el espíritu logra un sacudimiento violento mediante el ejercicio de su voluntad. Niega y rechaza entonces el imperio de la negación de la vida, la falsedad radical, el pretendido objetivismo del hombre de ciencia y la decrepitud del ascetismo. El león quiere afirmar su vitalidad por encima de cualquier otra consideración y aunque en el desierto se enfrenta  con un poderoso dragón que  le impide el paso, y a su deseo le impone la sacralidad de su deber, es más poderosa la vida que la muerte.
¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? ¨Tú debes¨, se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice: ¨Yo quiero ¨.
(…) Pero esta condición fiera tampoco es suficiente. Negarse a la sumisión y a la obediencia ciega es gran avance, y la conquista de la posibilidad de ser libre  lo es más aún. Pero no basta.  Es preciso dar todavía otro paso. Un paso luego del cual el espíritu  del hombre, que ha dejado en gracia de fiereza de ser sumiso, pasará del enfrentamiento a la construcción genuina de nuevos valores. El león se hará finalmente niño y desde esa nueva condición,  desde su ¨santo decir sí ¨, estará en condiciones  de crear su voluntad.
Pues sólo desde la construcción verdadera de su voluntad, el espíritu podrá ser digno de sí mismo.
¨ (Rafael Méndez. Clásicos del pensamiento universal resumidos. Intermedio. Bogotá, 2000)

La filosofía de Nietzsche:
En la filosofía de Nietzsche resuena una llamada  a vivir a la luz de lo que el ser humano cree y siente sinceramente, abandonando la seguridad de los valores de un mundo trascendente edificado sobre la religión y asumiendo la vida como una experiencia trágica, como una lucha donde emana  la única fuente de valor.
El ser humano se convierte así en ley para sí mismo, en el creador de sus propios valores, en el superhombre que vive plenamente, desinhibido, ilimitado y libre.
Crítica a la moral:
La crítica a la moral se dirige a la moral cristiana, que Nietzsche  ve como una moral decadente, fruto del resentimiento. Pero es en Grecia donde se produce primero  el cambio de los valores que da lugar  a la moral cristiana.
En un momento en que las circunstancias históricas distinguen entre pueblos dominadores y dominados, la virtud era equivalente a la fuerza, y el hombre bueno era el nobel, el aristócrata, el poderoso. Por oposición, el malo era débil, cobarde, el hombre vulgar y despreciable. Pero cuando la sabiduría se convierte en la virtud por excelencia se produce la inversión de los valores. La moral se hace débil y su pretensión de universalidad la vacía de contenido: a  fuerza de pretender ser una moral para todos se convierte en una moral para nadie.
La moral de Señores: es la moral activa, originaria, que implanta los valores. El señor se ve a sí mismo como creador de sus valores. Vive de modo autónomo, encontrando la felicidad en sí mismo y despreciando la aprobación de los demás. Solo los señores buscan su voluntad de poder por encima de todo, sin esperar una compensación más allá de la única vida, la vida terrenal.
La moral de esclavos: es pasiva, no crea los valores, sino que los encuentra ante sí. El esclavo es débil y cobarde. Siente resentimiento hacia el poderoso y proclama los valores que le hacen la vida más soportable: la compasión, la paciencia, la humildad. La oral del esclavo es gregaria y utilitarista, sus valores morales son expresión de las necesidades del rebaño.
La muerte de Dios  en Nietzsche, significa una crítica radical de la religión, la moral y la metafísica, pilares sobre los que se ha erigido la civilización occidental. Nietzsche, según este concepto, aleja al hombre del mundo trascendente y sobrenatural y lo centra en este mundo, el único mundo real.
 La muerte de Dios ha precipitado al hombre al nihilismo, dejándolo sin valores, en la nada. Es el reino del último hombre que vive el final de una civilización.
La superación del nihilismo y la creación de nuevos valores que den sentido a la vida necesitan una transvaloración de los valores antiguos. Esta tarea de creación  es propia de la voluntad de poder que dará lugar  a un nuevo tipo de hombre: el superhombre, en el que se manifestará su poder creativo y la superación de sí mismo: el hombre es algo que debe ser superado, el hombre es un puente y no un fin.”
En el eterno retorno nietzscheano,  es un volver de nuevo  a su propio yo para vivir una vida idéntica, en sus más importantes y en sus más nimios acontecimientos.”
(Tomado de Pensamiento filosófico  2. Santillana)

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